no sólo para acceder a los yacimientos sino, además, para aprovechar la madera con objeto de acomodar a los mineros, usar la leña para cocinar y calentar, utilizar la corteza para fabricar las bandejas con las que se lava el coltán y las lianas para transportarlo. A ello se suman otros impactos, como la contaminación de las corrientes con el limo procedente del proceso de lavado, lo que mata los invertebrados y reduce la fotosíntesis de las plantas acuáticas.
La fauna también sufre las consecuencias. En 2006, el Gobierno congoleño otorgó nuevas concesiones mineras. El resultado, tras los sondeos y la deforestación asociada, fue la migración de buena parte de los elefantes a Zambia. Según la organización de conservación Wildlife Direct, la población de elefantes ha disminuido un 80% en los últimos 50 años, pasando de los cerca de 100.000 elefantes en 1950 a los actuales 20.000. Entre 1995 y 1999 se mataron 4.000 ejemplares.
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